¡Tu estómago no tiene dientes!

Cuando hablamos de mejorar nuestra salud, no se trata sólo de lo que comemos sino cómo lo comemos. La digestión comienza en la boca, donde el contacto con los dientes y las enzimas digestivas en nuestra saliva descomponen los alimentos. Pero hoy en día la mayoría de nosotras aceleramos toda la experiencia de comer, apenas reconociendo lo que estamos poniendo en nuestra boca. Comemos mientras estamos distraídas -trabajando, leyendo, hablando y viendo la televisión/celular, prácticamente tragando entera nuestra comida. En promedio masticamos cada bocado sólo ocho veces. No es de extrañar por qué muchas personas tienen problemas digestivos.

Hay muchas buenas razones para tomarte el tiempo de masticar tu comida:

• La saliva descompone los alimentos en azúcares simples, creando un sabor dulce. Cuanto más masticamos, más dulce se vuelve nuestra comida, por lo que los antojos de un postre disminuyen.

• Masticar reduce el malestar digestivo y mejora la asimilación, permitiendo que nuestros cuerpos absorban la máxima nutrición de cada bocado.

• Masticar más produce más endorfinas -sustancias químicas del cerebro responsables de la creación de sentimientos de bienestar.

• También es útil para bajar de peso, porque cuando estamos masticando bien, somos más propensas a notar cuándo estamos llenas.

• Tomarte el tiempo necesario en cada comida, comenzando con la masticación, permite que disfrutes de toda la experiencia de comer: los olores, sabores y texturas.

• Te ayuda a dar gracias, mostrar tu agradecimiento por la abundancia en tu vida y desarrollar la paciencia y el autocontrol.

Puedes experimentar los beneficios de masticar, aumentando el número de masticaciones por bocado... ¿quizás unas 20 veces?... Pruébalo a ver cómo se siente.

Trata de comer sin la TV, computadora, celular, libro. En su lugar sólo préstale atención a la comida y la forma en que estás respirando y masticando.

Este tipo de silencio puede ser desconcertante al principio, ya que estamos acostumbradas a un flujo constante de mensajes, noticias, correo electrónico y las demandas de los demás. Pero a medida que crees este nuevo hábito, comenzarás a apreciar el comer sin prisa.

Una fabulosa meditación es encontrar un lugar tranquilo, sin distracciones, para sentarte a disfrutar de tu comida. Observa cómo esta simple práctica puede ayudar a tu digestión y con tu enfoque general para el resto de tu día.

Tienes que comer todos los días, ¿por qué no aprender a saborear y disfrutar de la experiencia?