Seguro has escuchado mucho últimamente que el zinc es importante para nuestro sistema inmune, sin embargo es un mineral esencial que nuestro cuerpo necesita también para múltiples funciones y tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Necesitamos Zinc para fabricar nuestras hormonas, transportarlas y activarlas.
El zinc
- Nutre los folículos ováricos promoviendo la ovulación
- Ayuda a regular el ciclo menstrual y a disminuir el dolor menstrual
- Bloquea el exceso de andrógenos, previniendo el acné, la alopecia (caída del cabello) y el hirsutismo (vello facial)
- Mejora la salud de la tiroides promoviendo la síntesis y activación de las hormonas tiroideas
- Ayuda a balancear los niveles de cortisol, hormona del estrés, y participa en la formación de serotonina y GABA (un neurotransmisor que promueve la calma).
- Participa en el metabolismo de la insulina y de la glucosa en sangre.
- Aumenta el conteo de glóbulos blancos y asiste en la producción de anticuerpos ayudando a combatir infecciones.
- Participa activamente en los procesos de cicatrización de heridas promoviendo la producción de keratina y colágeno.
Los síntomas de deficiencia de zinc incluyen:
- Disminución del sentido del gusto y del olfato
- Manchas blancas en las uñas
- Acné, eczema, dermatitis y otros problemas de piel
- Alopecia, caída del cabello
- Rinovirus
- Ulceras bucales
- Problemas digestivos (necesitas zinc para producir ácido estomacal)
- Falta de memoria
- Desequilibrios hormonales
Los principales ladrones de Zinc son los carbohidratos refinados y el estrés.
Puedes obtener zinc a través de la alimentación en:
Ostras, mariscos, moluscos, carne roja, alga kelp, semillas de calabaza, ajonjolí y cáñamo, champiñones, lentejas, garbanzos y marañón (merey).
El bisglicinato, picolinato o citrato son las formas de zinc más recomendadas por su biodisponiblidad. Consulta con tu médico o asesor de salud sobre la dosis recomendada para ti.